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Mujeres con ojos que miran hacia otro lado, misteriosas, refinadas. Mujeres y símbolos: la mujer y la manzana, la mujer con el libro, con los búhos, con el ganso. Son obras de Silvia Cataudella, aka “Silviacat”, una Artista que nos adentra en un mundo de cuento de hadas, un mundo visto con los ojos de un niño, pero contado con la sensibilidad de una mujer. La primera impresión que da es una referencia prerrafaelita a Dante Gabriel Rossetti, pero poco a poco nos damos cuenta de que el artista ha desarrollado un modelo muy personal y reconocible. Sus "criaturas" son frágiles, sí, pero, como Sansón, tienen fuerza en el cabello: masas de suave cabello rubio claro, del color de Tiziano o negro envuelven la figura casi como un manto. En ocasiones actúan como fondo y punto de apoyo del sujeto, en el caso de la "Sirena" el cabello se convierte en una especie de cuna-barco y con su forma nos recuerdan a las olas del mar e incluso a la cola de las sirenas. .

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mis consideraciones

Cada artista, además de tener su propio estilo, también tiene "sus" temas y "sus" temas, los que constituyen la fuente predilecta de su inspiración y hacen que sus creaciones sean inmediatamente reconocibles.

La protagonista absoluta de mis pinturas e ilustraciones es la figura femenina, en sus rasgos físicos y espirituales característicos: suave, sinuosa, sensual, dulce, misteriosa, melancólica, curiosa...

¿Hay algo de Silvia en las mujeres que pinto? ¡Seguramente! Pero es un proceso instintivo, nunca querido con conciencia.

Naturalmente, no pretendí retratar en ellos mi apariencia física, pero al observar sus rostros revivo emociones, estados de ánimo y formas de ser que me pertenecen profundamente y que me hacen sentir sereno, libre, tranquilizarme y calmarme en cualquier momento. A veces logro objetivarlos en el lienzo.

Quizás estas criaturas, a veces enigmáticas, representan el ideal que me hubiera gustado alcanzar; tal vez vienen directamente de lo más profundo de mi inconsciente para dar forma a mis aspiraciones, mis deseos y mis miedos: no puedo decir con precisión, quien me pregunta insistentemente (a veces un poco molesto) cuáles son mis obras, solo puedo responder invitando les permite "sentir" lo que comunican, más que "interpretar" o "explicar" su esencia.

No busco la belleza ideal de Botticelli: busco la intensidad y la singularidad de la expresión que a veces se revela incluso en los "defectos" y en las desproporciones.

Entonces mis mujeres tienen manos muy grandes, manos que pueden acoger y proteger tanto como rechazar, defender, excluir; ojos muy grandes también, muy abiertos y perplejos, con una mirada no perfectamente alineada, inquieta, móvil, interrogante; o entreabierta en la atmósfera amortiguada del sueño.

Los cuellos alargados están claramente inspirados en Modigliani, un Artista que quiero mucho. Y las curvas de Klimt no me son indiferentes. Los cuerpos son suaves, con pechos pesados y maternales.

Pero el elemento más llamativo y característico es el follaje; cabello largo y grueso representado a través de áreas tonales compactas.

Cabellos sinuosos y envolventes, que se adhieren y acarician las suaves formas de los cuerpos, como un vestido mágico y "primordial", dan dinamismo e intensidad al cuadro.

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