la figura femenina

Cada artista, además de poseer un estilo único, también tiene sus temas y sujetos preferidos que constituyen la principal fuente de inspiración, haciendo que sus obras sean inmediatamente reconocibles. En mis obras pictóricas e ilustraciones, la figura femenina asume un papel predominante, tanto en sus rasgos físicos como espirituales distintivos: suave, sinuosa, sensual, dulce, misteriosa, melancólica, curiosa... ¿Hay algo de Silvia en las mujeres que pinto? ¡Sin duda! Sin embargo, es un proceso instintivo, no producto de una elección consciente. No tengo la intención de retratar mi aspecto físico en ellas, pero a través de sus rostros, revivo emociones, estados de ánimo y formas de ser que me pertenecen profundamente. Cuando logro objetivarlos en el lienzo, me siento serena, libre, tranquilizada y aplacada. Tal vez estas criaturas, a veces enigmáticas, representen el ideal que hubiera deseado alcanzar; tal vez emerjan desde las profundidades de mi inconsciente para dar forma a mis aspiraciones, deseos y miedos. No puedo decir con precisión a aquellos que me preguntan insistentemente (a veces de manera molesta) el "significado" de mis obras, más que invitarlos a "sentir" lo que ellas comunican en lugar de "interpretar" o "explicar" su esencia. No busco la idealizada belleza botticelliana; más bien, busco la intensidad y la unicidad de la expresión, que a veces también se revelan a través de "defectos" y desproporciones. Por lo tanto, las manos de mis mujeres son muy grandes, capaces de acoger y proteger, así como de rechazar y defender, de cerrar hacia afuera. Sus ojos también son muy grandes, abiertos y perplejos, con una mirada que no está perfectamente alineada, inquieta, móvil, interrogativa; o bien entreabiertos en la atmósfera suave del sueño. Los alargados cuellos están claramente inspirados en Modigliani, un artista que adoro profundamente. Los cuerpos son suaves, con senos pesados y maternales. Sin embargo, el elemento más distintivo y característico es la cabellera; cabello largo y espeso, representado a través de áreas tonales compactas. Estos cabellos sinuosos y envolventes, que se adhieren y acarician las formas suaves de los cuerpos, como un vestido mágico y "primordial", confieren dinamismo e intensidad a la pintura.