La inspiración

Muchos creen erróneamente que durante la creación artística el artista se encuentra en un estado de trance, capturando una inspiración mágica que lo guía infaliblemente hacia el resultado deseado. Aunque en parte esto pueda ser cierto, quiero enfatizar que el proceso creativo nunca es tan instintivo y reflexivo como parece. En una obra de arte exitosa, la composición, la luz y el color son el resultado de un estudio cuidadoso y una reflexión profunda.

Mi formación académica ha sido de gran valor al permitirme aprender técnicas y metodologías que me permiten expresar al máximo mi creatividad. Por lo tanto, mis obras actuales también son el resultado de días dedicados a observar y dibujar bajo la guía de mis maestros, utilizando modelos vivos, naturalezas muertas u otros elementos de la realidad, y posteriormente transformándolos en formas más imaginativas, a veces hasta el agotamiento.

En el Instituto de Arte, aprendí a trabajar con elementos naturales individuales, incluso aquellos que parecen insignificantes. Al girarlos, repetirlos, agrandarlos, encogerlos y distorsionarlos, se transformaron en patrones decorativos interesantes y sorprendentes.

Por lo tanto, puedo afirmar que mi inspiración es un equilibrio entre reglas y fantasía, creatividad espontánea y técnicas artísticas. Cada una de mis obras surge de un estímulo visual inicial, como un cartel publicitario, un póster o una imagen en la web que captura de inmediato mi atención, como si me "llamara". Esta imagen se fija en mi mente y se traduce en una representación artística. A veces, soy yo misma quien busca inspiración vagando por las páginas de periódicos, revistas o explorando Internet, en busca del estímulo adecuado: una expresión, un rostro, un cuerpo, un lugar, una atmósfera que evocan emociones intensas en mí.

Sin embargo, al final, mis pinturas conservan muy poco del realismo y la concreción del modelo inicial. Durante el proceso creativo, los colores se alteran y las líneas se transforman, casi distorsionando la representación. Estos elementos se flexionan para expresar nuevas emociones y significados. Es un proceso que ocurre principalmente en mi mente y es difícil de explicar racionalmente. A través de este proceso, las imágenes del mundo exterior se vuelven personales, cargadas de mi interioridad.

Estoy convencida de que el proceso creativo sigue diferentes caminos para cada artista, pero al mismo tiempo creo que es complejo, aunque no siempre plenamente consciente. Es importante, por lo tanto, detenerse de vez en cuando para reflexionar y observar casi "desde el exterior" lo que hago. Esto permite adquirir conciencia, madurar y lograr resultados cada vez más valiosos.